"Siempre hay dos razones para cada cosa: una buena razón y la verdadera razón"
El hombre es el único ser capaz de interrogarse a cerca de su origen, del sentido de su vida, del sentido de lo que le rodea y de su propia muerte.
A lo largo de nuestra existencia la educación que recibimos, nuestra experiencia vital y nuestra voluntad forjan una serie de principios sobre los que damos respuesta - en mayor o menor medida - a esas cuestiones fundamentales.
Hoy en día, el devenir de la historia nos ha dejado un mundo dividido en el que las sociedades occidentales, más
desarrolladas tecnológicamente, prestan
cada vez menos atención a las preguntas fundamentales que son las únicas que pueden dar sentido a su vida y a su muerte.
PERO LO CIERTO ES QUE TODOS NECESITAMOS ATENERNOS A UNA OPCIÓN FUNDAMENTAL en nuestras vidas. Todos buscamos y encontramos respuestas a nuestra propia vida, seamos o no conscientes de ello.
La
opción fundamental no es otra cosa que la decisión que todo ser humano hace en algún momento de su vida por adoptar una serie de principios coherentes entre sí.
A veces, esa opción ni siquiera es consciente y parece venir dada por la tendencia social. Otras veces la falta de desarrollo intelectual de las propias ideas llevar a cumplir esa máxima que dice:
"Si uno no vive en conformidad con lo que piensa termina pensando según vive". En ese caso es bastante frecuente el autoengaño, pudiendo el humano perfectamente considerarse algo muy distante a lo que es.
Por fin, en ocasiones la opción fundamental a sido tomada, madurada o incluso ideada por la propia persona, que la acepta como principio integrador de su existencia.
Dos opciones fundamentales diametralmente opuestas:En mi entorno observo cada día dos opciones fundamentales.
Cristianismo:
La fe más extendida en nuestro mundo occidental sigue siendo una opción válida hoy en día. Adoptar (o no) la religión del Dios de Jesucristo es algo trascendental en la vida de una persona. Optar por el cristianismo es CREER en la persona de Cristo a través del testimonio histórico de los creyentes.
La fe, por tanto, es una cuestión HISTÓRICA y se basa principalmente en una serie de acontecimientos que no pueden ser explicados, sino sólo admitidos: los MISTERIOS de fe. De ellos, el fundamental, el que avala a todos los demás es el de la Resurrección. ("Si Jesucristo no ha resucitado, vana sería nuestra fe").
¿Es posible que en pleno siglo XXI, en los albores del tercer milenio, siga habiendo gente que se crea todo el rollo cristiano?
Pues sí. Partiendo de las experiencias personales y religiosas, del encuentro con la doctrina y con la persona de Jesús, del testimonio de fe de tantos hombres y mujeres a lo largo de la historia... el ser humano es capaz de optar por admitir la existencia de Dios y de relacionarse con él.
Pensamiento único:
Si uno analiza objetivamente (en la medida de lo posible) la realidad de nuestra sociedad actual no puede dejar de admitir que existen una serie de principios y valores "universales", compartidos por la inmensa mayoría.
Sin embargo, ¿estos valores y pensamientos han sido cuestionados y madurados por aquellos que los adoptan?, porque su planteamiento ha sido claramente dirigido por medio de la política y de los medios de comunicación de masas.
Hay infinidad de ejemplos: el ateísmo, la democracia, el pragmatismo, el consumismo, el individualismo, el relativismo y subjetivismo, la ausencia de la verdad absoluta, el anticlericalismo, el anticoncepcionismo... etc, etc.
Tantos que, al final, todas esas ideas se organizan y complementan en un sistema de pensamiento ciertamente "coherente" - aunque no integrado formalmente, ya que se evita su formalización- al que se empieza a conocer como "PENSAMIENTO ÚNICO".