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25.12.08

Feliz Nace-Dios

Los cristianos celebramos hoy el acontecimiento más importante de la toda la Historia: el amor.

Como dice la canción: "El amor es el único lenguaje que todos conocemos".
¿Quién puede decir que no ha experimentado en su vida el amor? Sentirse amado en la familia; conocer el amor en el enamoramiento; querer de verdad a los demás; amar a los hijos con toda el alma; verse arropado en un momento de dificultad... En tantas y tantas situaciones la clave está en el amor.

"El amor es lo único importante" - así nos decía el abuelo Ramón pocas horas antes de morir, luchando contra la morfina de su cáncer terminal y tratando de desdramatizar eso de la vida y de la muerte.
El amor da sentido a nuestra vida. Todo pasa, excepto lo que hemos amado. Los éxitos, los méritos, las decepciones, los fracasos... todo es nada al final de la vida comparado con el amor
que nos tuvimos.

Y resulta que la fe está a un sólo paso del amor.
"Al atardecer de la vida te examinarán del amor".
¿No es absurdo hoy en día creer en el amor? ¿Confiar nuestras pobres vidas a las reacciones químicas de nuestras hormonas y neurotransmisores? ¿Sigue teniendo sentido amar sabiendo que habitamos un recóndito, ínfimo planeta flotando perdido en la vasta inmensidad del Universo? ¿No es este calor humano una burda mentira - y reconfortante?

No. El amor vivido se da hoy de la mano de la fe. Creemos en el amor. Todavía hay algo en el corazón del hombre que le lleva a negarse al absurdo del vacío: es el Amor imposible de un Dios que se acerca, que viene siguiendo ese camino contrario a nuestro orgullo.

Del pequeño pueblo judío; de la alejada y medio pagana aldea de Nazaret; de una niña humilde y sencilla; en la cueva más perdida, sin nada. Allí quiso Dios
poner su Belén. ¡Qué lección de humildad!

Pero, ¿por qué?

Porque el amor es lo único importante. Porque esta noche habrá un neonato, de los sintecho, paupérrimo... que nos trae el don más grande: Dios nos ama tanto que, por Amor y para amar, se hace hombre. Dios nos regala su amor; se nos regala Él mismo. Se nos da para enseñarnos la verdad de la vida.

Y mientras haya un corazón atento a este gran Misterio, cada Navidad volverá a nacer un Niño - una inocencia, un sentimiento de bondad y de paz, una nueva vida en la vida cansada - que arrastra a la fe y al amor a los demás, que invita a vivir de nuevo y a volver a creer.

Por eso os deseo a todos que celebréis este Nace-Dios, esta fiesta del amor, en compañía de los vuestros y con abundancia en el corazón.

30.11.08

Dios existe, sin duda alguna

Veámoslo así:

Ateo: ¿Existe Dios?
Creyente: ¡Claro que sí!
A: Si está tan claro, demuéstramelo.
C: Si te lo pudiera demostrar no habrías preguntado.
A: Pues si no puedes demostrar que Dios existe no digas que existe, dí "yo creo que Dios existe".
C: Si dudas todavía, tendrás que reconocer que la capacidad de creer en Dios sí existe. Existe tanto que hasta el siglo XIX no había cultura sobre el planeta que no tuviera uno o varios dioses...
A: Entonces Dios es una construcción mental del hombre, fruto exclusivamente del azar genético y seleccionada como ventaja evolutiva... que al añadir un factor de cohesión a las comunidades humanas primitivas...
C: ¿Puedes demostrar eso?
A: Si se pudiera demostrar al 100% ya nadie en su sano juicio creería en Dios.
C: Pues entonces dí "yo creo que Dios es una construcción mental".
A: ¿Y qué más da? Sigue sin existir realmente.
C: ¡Claro que existe! ¡Tú mismo acabas de dar una definición!
¿Acaso se puede definir lo que no existe?



Dios existe. La capacidad de creer en Dios es inherente al hombre.
Negar la existencia de Dios es negar una realidad palpable.
Sin duda, la cuestión de fondo está más olvidada: ¿qué o quién es Dios?

23.3.08

Paradoja de la paradoja (fe y razón por fin compatibles)


A lo largo y ancho de la historia reciente de occidente, en especial desde el Siglo de la Luces, han corrido ríos de tinta a cerca de la relación entre la fe y la razón. En general, se entiende por razón o racionalismo a la búsqueda de la verdad mediante el pensamiento lógico a partir de realidades contingentes (hechos probados, asociados al método científico), mientras que la fe sería la aceptación de creencias o principios que no pueden ser demostrados ni refutados.

Al tratar el tema de la opción fundamental ya expuse mi postura sobre lo que considero que es un error de base: cualquier posición filosófica o forma de entender la realidad de la existencia se basa en unos principios básicos necesariamente tautológicos, por lo que el hombre no puede carecer de una "fe" (sea esta del tipo "sólo puedo dar crédito a la materia y la energía").

Pero el tema de este post va más allá: ¿son conciliables la fe y la razón?
Desde Galileo, Descartes, Hume o Darwin hasta Nietzsche, Einstein o la "Fides et ratio" de Juan Pablo II las respuestas han sido diversas.

No sé el grado de originalidad de mi respuesta pero ahí va:

Fe y razón son perfectamente compatibles. Para que nuestra vida sea coherente, fe y razón deben ser necesariamente compatibles porque en caso contrario viviríamos en una paradoja permanente:

A.Necesitamos una serie de principios sobre los que construir nuestra identidad, nuestro pensamiento, nuestra sociedad, nuestra vida, pero puesto que ningún principio es demostrable mediante la razón (por definición) la FE es la que se encarga de asumirlos.
Por ejemplo, "yo existo y soy un ser único e irrepetible". Dormir y pensar que me levantaré mañana es una cuestión de fe. Creer que Dios existe es una cuestión de fe. Creer que Dios no existe es una cuestión de fe.

B. Nuestro pensamiento, la elaboración de ideas a partir de los principios, debe ser RACIONAL y regirse a su vez por una serie de principios lógicos que forman parte del conocimiento de la realidad.
Por ejemplo, "si Dios no existe Jesucristo fue un loco o un impostor". O "si todo es materia y energía los difuntos no siguen viviendo en un alma inmortal". O, al contrario, "si Jesucristo resucitó es que existe vida después de la muerte".

-Si nuestra fe fuera en contra de la razón, la razón demostraría que nuestra fe es falsa.
Si nuestra fe era falsa nuestros dogmas se derrumbaron y fueron sustituídos por otros, a la luz de la razón.

-Si la razón niega toda fe, no sería razonable asumir ningún principio (racional o no) arbitrariamente, por lo que ningún hecho podría ser probado o refutado por la razón.

Dicho de otro modo, si la fe y la razón fueran opuestas
Opción 1: no podríamos asumir principios sobre los que desarrollar el pensamiento crítico (el hombre no puede aspirar a comprender el universo que le rodea ni a él mismo).
O2 no podríamos determinar en modo alguno la verdad o falsedad de las distintas creencias (cualquier hipótesis es válida, puesto que no puede demostrarse ni refutarse).


Parece que sólo existe una solución a esta paradoja: ni A ni B, ni razón ni fe.
Mi amigo okko me acusa de construir "en base a la necesidad de coherencia", cegado por el deseo de mi voluntad de dar una explicación a mi fe y a mi razón.
¿Es compatible mi fe con mi razón?
El caso es que mi respuesta cierra el círculo; es a lo que me he referido como "La paradoja de la paradoja".

Uno de los principios fundamentales de mi existencia es el de la libertad. Si todo es determinismo da igual qué creamos hacer o decir...
Pero Dios nos quiere libres. Sin duda es el atributo por excelencia del hombre.
Y es lógico que Dios nos quiera libres, porque ¿cómo podría crear el Dios-amor a seres capaces de amar si no fueran también capaces de no amar? ¿Qué opciones tendrían el hombre y la mujer si vivieran en la presencia de un Dios todopoderoso y encandilado?
Sólo Dios sabe por qué Dios nos ha querido crear libres.
Pero para ello ha necesitado ocultarse, volverse misterioso e innaccesible. Teológicamente, dado que el Dios cristiano es el bien supremo, pura bondad y misericordia,... fue el hombre (el adam hebreo) el que puso en juego su libertad...
El caso es que Dios ha creado un sistema universal y coherente, el Universo tridimensional en que vivimos y lo ha dotado de materia=energía sometida a una leyes naturales. Una obra de ingeniería divina donde no falta un solo detalle.
Pensemos en cómo las partículas subatómicas conforman los distitntos átomos - tabla periódica - que confieren sus propiedades a las moléculas desde las estrellas y galaxias hasta las biomoléculas de los seres vivos. Pensemos en las leyes de la físico-química, en las leyes de la evolución, en las limitaciones actuales de la tecnología... en todo.

Un sistema consolidado y aparentemente autónomo donde el hombre se halla sólo y realmente libre. Deja de estar sometido a la omniprencia del Creador.

¿Ha abandonado Dios al hombre a su suerte? No.
Aquí es donde entra la facultad del nuestra especie para el acto de fe. Sólo mediante la FE el hombre puede buscar a Dios.
Pero, ¿por qué iba a hacerlo? ¿Qué motivos tiene el hombre para creer? ¿Cómo podría manifestarse Dios respetando la libertad del hombre?

Violando deliberadamente las mismas leyes del sistema para demostrar que Dios está por encima de ellas, porque Él mismo las ha creado y las sostiene.

De esta manera dice, sin decir... deja al libre albedrío la voluntad de creer.
Crea una sinrazón para dar sentido a toda la razón.
Por eso dice San Pablo "Si Jesucristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe".
Y para que no existan dudas sobre la vulneración de las leyes físicas el hecho clave del cristianismo no es la curandería, ni el ilusionismo, sino el mismo eje de nuestra existencia: la muerte, la vida y la resurrección