rss
email
twitter
facebook

24.12.07

Flash::Pensamiento cristiano:: 3

El racionalista es aquel que pretende explicarlo todo mediante la lógica, hasta que de esta manera termina por reconocer que no puede explicar nada.
El místico es alguien capaz de asumir que ciertas parte de la realidad no puede ser explicada racionalmente. Pero al quedar justificada por el misterio se muestra reveladora de modo que puede iluminar y explicar trascendentemente todo lo demás.

Así, asumiendo el Misterio puede comprobar que no equivale a "ignorancia", ni "oscuridad". El Misterio se nos muestra como una luz cegadora, inaccesible a nuestro pobre entendimiento humano. Esperamos que un día, en presencia de Dios, esa luz que ahora nos deslumbra lo ilumine todo.

Feliz "Na".




¿Quién felicita ya la Navidad con sentido? "Felices Fiestas", "Feliz Navidad y próspero año", "Feliz salida y entrada de año". Permíteme que te cuente qué significa para mí:




Navidad - no es menos que
Natividad, "nacer de la divinidad".
Nacer de Dios.

¿Nace Dios? ¿qué Dios?
El Dios que ha nacido,
el Enmanuel - "Dios con nosotros",
nuestro Dios.

Niño Dios, que es
Dios bebé. Creador supremo en
criatura indefensa recogido,
carne mortal
como tú, como yo.
Único Hijo, único modo de aunar
cielo y tierra, mente y cuerpo,
amor y química, sueño y realidad.

Nace Dios, "Feliz Nace-Dios" porque
Dios es Amor. Se nota en
el aire, en el olor a paja.
Para amarnos se abaja,
por amor nos convoca.

Lo anterior ya no sirve,
los esquemas ha roto
un ser de amor loco
me deslumbra y me repite:
Navidad,
fiesta,
familia,
amor,
paz.

Feliz Nace-Dios.

31.10.07

Flash:: Pensamiento cristiano::

Aunque no lo sepa, quien busca la verdad busca a Dios... porque Dios es la Verdad. (Edith Stein).

26.10.07

La bandera europea, católica


La bandera de la Unión Europea está inspirada en la descripción de la Virgen del Apocalipsis. Europa, sin embargo, no reconocerá en su Constitución sus bimilenarias raíces cristianas.

¿Se trata de una de esas «astucias de la Historia» de las que hablaba Hegel? Desde luego, el caso es realmente curioso. El jueves 10 de julio de 2.003 se presentó en Bruselas, en solemne ceremonia, el borrador definitivo de la Constitución Europea. Pero esta Constitución, cuando define sus propios símbolos, confirma solemnemente que la bandera europea es azul, con doce estrellas colocadas en círculo. Pues bien: tanto los colores, como los símbolos, como su disposición provienen directamente de la devoción mariana: son un signo explícito de devoción a la Virgen María.

Así es. Las estrellas son las del capítulo doce del Apocalipsis: «Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida de Sol, con la Luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza». Esa Mujer misteriosa, en la tradición cristiana, es la Madre de Jesús. También los colores provienen del culto: el azul del cielo y el blanco de la pureza virginal. Y es que en el diseño original, las estrellas eran de plata, y sólo en un momento posterior asumieron el color del oro. Vamos, que aunque pocos lo saben, la bandera que ondea en todos los edificios públicos de la Unión (y el círculo de estrellas que está sobre la inicial del país en las matrículas de los coches europeos) son la invención de un pintor que se inspiró en su ferviente devoción mariana.

La historia comenzó en 1949, cuando en Estrasburgo se instituyó el primer «Consejo de Europa», encargado de «poner las bases de una deseada federación del continente». Al año siguiente, para justificar con alguna iniciativa su existencia, dicho Consejo convocó un concurso de ideas, abierto a todos los artistas europeos, para una bandera común. En la convocatoria participó Arsène Heitz, por entonces joven y poco conocido diseñador, que en el momento de nuestra investigación aún vivía y mantenía plena lucidez mental, aunque ya pasaba de los noventa. Del cuello de Heitz, como del de tantos otros católicos, colgaba la conocida como «medalla de la Milagrosa», que se acuñó tras las visiones de santa Catalina Labouré en París, en 1830. Esta religiosa reveló que había recibido el encargo de la Virgen misma de hacer acuñar y difundir una medalla en la que estuvieran las doce estrellas del Apocalipsis y la invocación: «¡Oh María, sin pecado concebida! Rogad por nosotros que recurrimos a Vos». La devoción se extendió por todo el mundo católico de tal manera que dicha medalla se convirtió en uno de los objetos más difundidos, con muchos centenares de millones de unidades. Llevaba una, hecha de chapa y colgada con un cordón, santa Bernardette Soubirous cuando se le apareció la Señora por primera vez, el 11 de febrero de 1858, vestida precisamente de blanco y azul.

Pues bien, Arsène Heitz no era simplemente uno de los innumerables católicos que llevaba consigo aquella medalla surgida a partir de unas apariciones, sino que cultivaba una especial veneración por la Inmaculada. Y por tanto, pensó que haría su diseño con las estrellas colocadas en círculo, como en la Medalla, sobre un fondo azul mariano. Para su sorpresa, el boceto ganó el concurso. La Comisión que componía el jurado estaba presidida por un belga de religión judía, responsable de la sala de prensa del Consejo, Paul M.G. Lèvy, que no conocía los orígenes del símbolo, pero al que probablemente le impresionaron los colores. Efectivamente, el azul y el blanco (ya hemos dicho originariamente las estrellas no eran amarillas sino blancas) eran los colores de la bandera del por entonces recién constituido Estado de Israel.
Aquel estandarte había ondeado por primera vez en 1891, en Boston, en la sede de la «Sociedad Educativa Israelita», y se inspiraba en el chal rayado que usan los judíos para la oración. En 1897, en la Conferencia de Basilea, se adoptó como símbolo de la Organización Sionista Mundial, convirtiéndose finalmente en 1948 en la bandera de la república de Israel.

Desde una perspectiva de fe, es felizmente simbólica esa unión de referencias cristianas y judías. Y es que la mujer de Nazareth es la «Hija de Sión» por excelencia, es el vínculo de unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, aquella en cuyo cuerpo se concretó la espera mesiánica. Incluso el número de las estrellas parece vincular estrechamente ambos credos: doce son los hijos de Jacob y las tribus de Israel, y doce los apóstoles de Jesús. Tenemos así el judeo-cristianismo que ha construido el continente unido en una bandera.
Tenemos además que algunos años después de la conclusión del concurso de idea, en 1955, el boceto de Heitz se adoptó oficialmente como bandera de la nueva Europa. Entre otras cosas, para confirmar la inspiración bíblica y al mismo tiempo devocional del símbolo, el pintor consiguió introducir una tesis personal que fue hecha propia por el Consejo de Europa. Efectivamente, habían surgido críticas puesto que los Estados miembros por entonces sólo eran seis y no se veía la razón de que las estrellas fueran doce. ¿Acaso la nueva bandera no debía remitirse a la lógica de la Old Glory, la bandera de los Estados Unidos de Norteamérica, donde a cada Estado federado corresponde una estrella? Arsène Heitz consiguió convencer a los responsables del Consejo: sin revelar la fuente religiosa de su inspiración para no provocar recelos, sostuvo que el doce era, para la sabiduría antigua, «un símbolo de plenitud», y que no debía cambiarse tampoco si los miembros superaban ese número (25 actualmente). Así sucedió y así ha sido definitivamente sancionado por la nueva Constitución. Ese número de astros que, como profetiza el Apocalipsis, coronan la cabeza de la «Mujer vestida de Sol» no cambiará nunca.

El día de la Inmaculada.

Acabaré con un detalle que puede servir de reflexión : la sesión solemne durante la que la bandera se adoptó se celebró, lo hemos dicho, en 1955, en un día que no se escogió aposta, sino que vino determinado por las agendas de los Jefes de Estado. Pero he aquí que aquel día era un 8 de diciembre, día en que la Iglesia celebra la fiesta de la
Inmaculada Concepción, era realidad de fe prefigurada por aquella Medalla que inspiró la bandera. Para muchos, desde luego, una casualidad. Pero para otros, quizá, el signo discreto pero preciso de «otra» realidad, en la que tiene un significado el hecho de que al menos durante mil años, hasta la ruptura de la Reforma, precisamente María fuera venerada en todo el
Continente como «Reina de Europa».

(Artículo de Vittorio Messori publicado en "La Razón" el 27 de julio del 2003).

24.10.07

La verdad sobre los mártires de la Guerra Civil Española.

¿Qué sentido tiene beatificar o nombrar mártires a casi quinientos muertos de la Guerra Civil ahora? ¿Tiene algo que ver con el proyecto de ley llamado "de la memoria histórica?

La polémica en los medios está servida.

Pero ninguna discusión tiene sentido si no se aclara previamente qué es un martir, o en todo caso, qué sentido tiene la palabra "martir" para cada uno.

La Iglesia Católica, sujeto activo en el acontecimiento, no considera a como mártires a las víctimas inocentes de una guerra, ni a los que mueren luchando por un ideal noble, ni a los suicidas terroristas que se autoinmolan... nada de eso.

¿Qué es un martir católico?

La palabra mártir procede del griego y significa "testigo". En principio, un mártir es alguien que muere por Cristo. Al igual que los santos, los mártires son hombres y mujeres con vidas ejemplares (que se proponen como ejemplo para los católicos de hoy), pero para ser mártires deben cumplir tres requisitos:

- Debe morir sufriendo con absoluta pasividad, es decir, sin oponer resistencia alguna. Por eso una víctima que toma parte armada en una guerra puede ser un héroe, pero nunca un mártir, porque muere defendiendo su vida.

- Debe ser asesinado/a "per odium fide", es decir, por odio a la Fe Católica o a una virtud cristiana. El perseguidor no lo mata por sus ideas políticas, ni por su raza, ni por por odio a su persona... sino simplemente por ser cristiano y no apostatar (renunciar a su fe).

- Debe sufrir por amor a Jesucristo: por guardar sus mandamientos, por no blasfemar, por conservar la castidad,... vamos, por ser fiel a su fe. Como decía San Agustín: "Martyrem non fecit paena, sed causa", no es la pena sino la causa la que hace al martir.

En definitiva, el mártir da testimonio de su Fe con su sangre, con el sacrificio de su vida. Esto supone dos cosas: estar convencido firmemente de la verdad de Dios y tenerle un gran amor.

¿Es lícito proclamar mártires a las víctimas de un solo bando?

Pues el caso es que no tiene nada que ver el "bando" en el que el mártir se halle. El hecho es que los mártires que van a ser proclamados no son sólo "víctimas" de terribles atrocidades cometidas en una guerra. Víctimas hay muchas miles. De ellas son mártires las que, estudiadas una por una, cumplen todos estos puntos que he tratado de aclarar y que tienen en común con todos los mártires de la historia.

Si el odio a la religión (al catolicismo) impulsó a los miembros del bando republicano a matar "per
odium fidei", aquel conflicto se convirtió en caldo de cultivo para los mártires. Evidentemente, es
imposible encontrar un mártir entre aquellos que luchaban contra la fe católica. Podrá haber héroes o incluso algún santo, pero no mártires.

El propósito no es el de reavivar las llamas, otorgar título alguno a vencedores o vencidos, influir (?) políticamente, ... sino simplemente proclamar a los cuatro vientos la grandeza y la fuerza de la fe católica en estos hombres, capaces de dejarse la vida, en muchas ocasiones perdonando a sus propios verdugos.

"El que tenga oidos para oir que oiga".

15.10.07

Educación para el pensamiento único

Creo que no hay que ser muy avispado para comprender la actitud de la FERE y de los colegios concertados frente a la nueva asignatura de Educación para la ciudadanía: "Programad lo que queráis en la asignatura que nosotros la impartiremos según nuestros idearios católicos". El problema es que se nos está haciendo un flaco favor a los padres, ya que la mayoría de nuestros hijos están en la escuela pública por lo que la mayoría de los amigos de nuestros hijos van a ser adoctrinados en ideas que chocan frontalmente con los principios que queremos para ellos (y para sus amigos - pero de estos deberán responder sus padres).
¿TAN difícil es de entender que tenemos DERECHO a una educación que no menosprecie nuestros valores fundamentales como cristianos católicos? ¿No comprenden que si admitimos el divorcio, el aborto, las técnicas como la manipulación de embriones, la eutanasia, los falsos "matrimonios" homosexuales... es por nuestra gran TOLERANCIA y respeto hacia las ideas de los demás, y no porque COMPARTAMOS esas ideas? ¡¡Y encima nos las pretenden imponer como verdad absoluta!! ¡Y como ven que "con la Iglesia hemos topado" atacan donde más vulnerables somos: en nuestros hijos!
Basta ya. Educación para la ciudadanía es una poca vergüenza. Hagámonos oír.

17.7.07

10.7.07

Creer o no creer

Sin duda el conocimiento humano desde el punto de vista cristiano es muy limitado. La Verdad se nos muestra en este mundo de forma velada, quedan misterios de fe, cuestiones abiertas que sólo podemos afrontar parcialmente desde nuestra posición. Pero, entonces, ¿qué debo creer y qué dejar al misterio? ¿qué tengo que creer para considerarme cristiano, o católico?


La cuestión no es nueva sino casi tan antigua como el cristianismo. Se supone que durante el siglo I d.C. ya se compuso el "símbolo de los apóstoles", el primer credo. La identificación del cristiano con las verdades del credo era esencial. El el siglo IV se compone el primer credo oficial llamado de Nicea-Constantinopla es fruto de los Concilios respectivos (Nicea, 325 y Constantinopla, 381). El objetivo fundamental era combatir las herejías que habían surgido, como el arrianismo, pero acabó siendo una especie de "mínimos" para la conversión de los bárbaros. "Si quieres ser cristiano debes creer, al menos, esto".

Antes de continuar quiero dejar claro que si alguien profesa la fe contenida en el credo es porque ya ha realizado su opción fundamental por Jesucristo. A partir de estas creencias se construye toda una cascada de consecuencias.
Pero no es menos cierto que el supuesto dogmatismo de la Iglesia Católica, por el que suele ser muy frecuentemente atacada no es tal. El mismo cristianismo (el mismo Cristo) introduce el antídoto contra la suplantación de Dios por la casta sacerdotal. El fariseísmo es un peligro actual si se confunde la Verdad -manifestada por Jesús- con las orientaciones apostólicas. [...]

Dicho esto, me dispongo a tratar de hacer inteligible a la cultura del XXI y a reflexionar sobre el Credo que profeso:


Creo en un solo Dios,

Hasta aquí todo claro. Lo llamamos Monoteísmo. El Dios de Israel, de Abraham, Isaac y Jacob. El Dios de Jesucristo. Supongo que el mero concepto de "dios" se pierde en los albores de la cultura.
Aunque parezca paradójico se presenta aquí lo que no es otra cosa que la conclusión final (a partir de la opción por Cristo).

Padre Todopoderoso,

Una de las ideas más llamativas del mensaje de Jesucristo fue la identificación de la divinidad con la paternidad. Dios es Padre, pero además no sólo Él es el Hijo único de Dios sino que por su misión en la tierra nos ha convertido a todos en verdaderos hijos de Dios. Nos invita a llamarle "Abba", o sea, papá. La humanidad y la divinidad se confunden y se mezclan en la vida del nazareno de tal forma que, desde su resurrección, todos los humanos somos en parte divinos.

¿Es Dios realmente todopoderoso? ¿tiene libertad absoluta o ha cedido parte de ella al hombre o al universo? ¿Cómo actúa? ¿Puede intervenir de forma directa en la realidad o se trata de un "Deus ex machina"?
Se trata de cuestiones teológicas de primer nivel. No trataré de dar mi opinión ahora pero sólo una consideración: la fe en Jesucristo se fundamenta en la contradicción de la "machina". Dios se puede revelar y manifestar como tal porque tiene poder por encima de las leyes establecidas (por él mismo). La realidad tal cual no podría negarse a sí misma. "La razón de la sinrazón a la razón supera".

Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

O, lo que es lo mismo. Creador de "todo". (El concepto del "todo" no estaba aún desarrollado en la cultura judía de tiempos de Cristo). Pero, además, el cielo y la tierra representan también a lo material y lo espiritual; lo visible y lo invisible podría ser lo "explicado por la física de la materia y la energía" y lo "no explicado/no explicable".
El que Dios sea el sumo Creador es uno de los pilares de la fe cristiana. Explica satisfactoriamente aquello de "el reloj sin relojero". Da sentido a todo en este mundo. Justifica, junto al amor, el interés de Dios por nosotros y por donarnos parte de su divinidad.
La Creación puede verse como un gran "juego". El gran juego. Entiéndase bien el concepto. Nada de trivializar; un juego puede ser algo muy serio, incluso un elemento necesario y útil para prepararse para "lo que viene después".
"Dios no juega a los dados". El juego está muy bien pensado: estamos creados a imagen y semejanza de Dios, con inteligencia y libertad. Y para eso era necesario que nos quedáramos "huérfanos" y "ciegos". Dios se nos veló... para luego desvelarse ante los ojos de la fe. Nos pide confianza. Nos da razones que superan a la razón. La contradicción de la resurrección es un signo inequívoco de su existencia... para el que decide creer. De esta forma el hombre sigue siendo libre, tiene opción a acertar y a equivocarse. Y la seguirá teniendo siempre.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,

Seguimos recorriendo el camino a la inversa. Todo lo anterior tiene sentido a través de la Palabra. El Verbo encarnado que nos lo ha revelado en primera persona. El cristianismo es un gran silogismo que comienza con la premisa "Si Jesucristo dice la verdad...".
Bastarán algunas citas para comentarlo:
- "Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto".
- "Quien me ha visto a mí, a visto al Padre".
- "Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo".


nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,

Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;

Sin duda este fragmento fue introducido para combatir algunas herejías de la época que atribuían a Jesús grandes cualidades humanas, un mensaje espléndido, incluso una serie de milagros y acontecimientos fantásticos, pero le negaban su divinidad. Los católicos no podemos conformarnos con ver en Jesucristo a "un gran hombre", o a un "hombre santo" (que sin duda lo es). "Yo soy el Camino, la Verdad, la Vida". Si Jesús se hubiese atrevido a decir en algún momento "Yo soy Dios mismo", sin duda hubiese escandalizado a sus contemporáneos. Pero multitud de hechos en su vida relatada a través de los evangelios lo delatan.


que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,

La "historia de Jesús" con sus puntos fuertes.
A mí me llama la atención esto de "bajó del cielo". Seguro que los hombres que miraban al cielo y veían lo desconocido trataban todo con más respeto. Nosotros creemos que sabemos algo porque hemos llegado más allá del azul de cielo y seguimos llegando cada vez más lejos con los telescopios. ¡ILUSOS!
Si "bajó del cielo" significa que de algún modo ya estaba allí. (¿De algún modo nosotros también deberíamos estar allí antes de nacer?). Alfa y omega. Principio y fin de todas las cosas.
Y se encarnó. El mito del mesías nacido de una mujer virgen no era nada nuevo. Que el verdadero Hijo de Dios tenga por "padre biológico" a Dios mismo tiene mucho sentido.
¿Cómo es posible? Aquí el misterio.
No puedo dejar de mencionar una idea simple y bella (a mi humilde entender) que me cuadra perfectamente y que no he escuchado nunca a nadie. ¿ No sería perfectamente posible que la Virgen hubiese sido partenogenética? Es decir, que por "casualidad" -he aquí que se obra el milagro del Dios vivo - la Virgen sufriera un proceso de partenogénesis en lugar de una ovulación normal. Eso explicaría el "como" del milagro. Sé que es rizar el rizo, pero yo lo encuentro maravilloso. De este modo toda la información genética de Jesús vendría de la Madre. El alma, el Espíritu Santo, de parte de Dios (como siempre).
"Y se hizo hombre". Como si nada. Este es otro de los grandes misterios. ¿Cómo pudo el Niño Dios olvidar que era Dios para hacerne un niño de leche? Y lo que es aún más inverosímil ¿cómo fue capaz de irlo recordándolo sin creerse loco de remate? En mi opinión este es el misterio más grande de todos, porque es el misterio de la misma intimidad de Dios. Dios consigo mismo.
"Y resucitó". Tal vez no todo el mundo sepa que "según las escrituras" significa "según decían ya las escrituras". La profecía de la resurrección se había formulado en Isaías - con increíble nivel de detalle tal y como recuerdan los evangelios. La Pascua judía, prefiguración de la verdadera pascua, sirve de modelo a la entrega salvífica de Cristo.
Con su sufrimiento y muerte Jesucristo logró "redondear" aún más la obra del Padre ya que desde entonces todo sufrimiento humano tiene sentido. El bien y el mal. Todo recobra su verdadero sentido ajustándose a la verdad de la trascendencia.
¿Y qué decir de la resurrección? Pues lo dicho, es la pieza clave. "Si Cristo no ha resucitado vana sería nuestra fe". La Resurrección fue el impulso definitivo a la historia, el verdadero año cero desde donde empezar a contar una nueva forma de vivir. Los privilegiados testigos de la resurrección tranformaron el mundo conocido gracias a este impulso vivificador. Y sus seguidores seguimos haciéndolo hoy aunque con mucho menos ruido.


y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,

y su reino no tendrá fin.

Que después de resucitar Cristo subiese al cielo tiene también una facilísima explicación y lógica: el nuevo status quo adquirido por la humanidad era suficiente para que los hombres volviesen a asumir el protagonismo.
Con la eucaristía (que sorprendentemente no es mencionada en el credo) el Señor Jesús quiso quedarse presente entre nosotros de manera especialísima. Otra vez velada, otra vez la prueba de fe, más cercana si cabe porque se puede ver y tocar. Más difícil si cabe porque se puede ver y tocar. Pero la escatología nos dice que tenemos que esperar para poder volver a ver al Dios Hijo tal como es. Y cuando vuelva reinará y juzgará a todos según nuestras obras. No sabemos de qué manera, en qué medida necesitará de nosotros, cuánta libertad conservaremos... después del gran GAME OVER.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Y llegamos a la era actual; la Edad del Espíritu.
El Padre Creó, guió al pueblo escogido para prepara la salvación universal, envió al Hijo.
El Hijo se hizo como nosotros, nos elevó, nos enseño, se entregó por nosotros, resucitó y volvió al Padre, no sin antes prometernos el envío del Paráclito (el defensor, el Espíritu Santo).
Y el Espíritu de Dios habita en todo aquel que quiera recibirlo, y actúa sobre nosotros igual que en la antigüedad actuó "hablando por los profetas".

Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.

Antes de finalizar no se olvidaron de introducir el axioma, por si acaso. "Soy católico", "estoy proclamando este Credo porque soy católico". Y es que a veces dar las cosas por sabidas es problemático así que.
Personalmente, no creo que podamos saber si hay un solo Bautismo válido para lo que Cristo hizo por todos. Pero de nada serviría afirmar "no sabemos si servirá otro bautismo", evidentemente. Así que lo más razonable es defender la propia creencia si uno piensa que se fundamenta en la Verdad de Dios y de la tradición.

Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.

Terminamos diciendo "y porque creo todo esto espero que...".
Y al final volvemos al principio. "Creo en un solo Dios". Ün Dios dador de vida que nos ha regalado todo lo que tenemos en esta y no nos dejará vacíos cuando termine.
La vida eterna y el mundo futuro también son claves para el cristiano, máxime cuando el mismo Cristo es el que "está preparando las estancias en la casa del Padre".

Amén.

"Que así sea". "Espero que así sea".
Y si no lo es... pues creo que habrá merecido la pena intentarlo, porque aunque sólo fuera desde el punto de vista de la intelencia/conveniencia humana no veo mejor manera de afrontar la vida que siendo cristiano. Y muchos de los ateos que conozco lo reconocen, e incluso afirman que "les gustaría tener fe". Pero eso ya es otro tema, para otro momento.

14.6.07

Encuesta para Manolito


Teniendo en cuenta que sus apellidos son Muñoz Cascos, ¿qué nombre te gusta para "Manolito"?
((hacia abajo para ir leyendo las opciones))






























Manuel a secas
Manuel Jesús
Diego Manuel
Arturo Manuel
Francisco Manuel
Leonardo Manuel
Manuel Jorge
Jorge Manuel
Alonso Manuel
Bruno Manuel
Santiago Manuel
Samuel Manuel
Cruz Manuel
Gabriel
Otros (especificar)




Ver resultados

Ver comentarios




11.4.07

¿Optar es sólo una opción?

Después de tratar de explicar el problema del determinismo cientifista han surgido (gracias por participar) temas paralelos bastante importantes.

¿Existe una única realidad? ¿Una Verdad única o tantas verdades como puntos de vista? ¿Somos libres o sólo aparentemente libres? ¿Es necesario dar respuesta a estas preguntas?


Después de releer el hilo creo, una vez más, que pone en evidencia la veracidad del planteamiento inicial. Y no es que "desde mis creencias afirme que", sino que simplemente "desde mi observación verifico que se cumple".

¿Podemos vivir sin darnos respuesta? ¿Sin preguntarnos? Y si pudiéramos, ¿lo hacemos? ¿Por qué no?

Sigo sin conocer a una sola persona humana que no OPTE por una serie de respuestas en su vida. Algunas veces consideramos que las respuestas son "ciertas, verdaderas, reales" y otras veces no. ¡Es indifirente! ¡No se trata de eso! El caso es que, en mi opinión, OPTAR por una serie de principios que actúan como pilar fundamental en tu existencia NO ES SÓLO UNA OPCIÓN, sino un hecho. Todos lo hacemos.

Por eso uno se siente atacado cuando se menosprecia su fe, simplemente porque consiste en una opción más evidente, más "realista" porque considera sus respuestas más verdaderas (y, consecuentemente, las demás menos ciertas).

En definitiva, otra vez la opción fundamental.
¿Es posible el entendimiento entre distintas opciones fundamentales?
Hasta el momento yo no he pretendido defender mi Verdad. He dado mis razones pero sólo he tratado de poner de manifiesto que las distintas opciones fundamentales tienen motivos igualmente legítimos.

El problema llega cuando uno considera superior una opción a otra, o se niega a aceptar que consciente o inconscientemente todos optamos (hemos optado ya).

21.2.07

Libertad o determinismo

Nada de certeza tenemos en la existencia humana. Nuestras experiencias nos hacen pensar que disponemos de libre albedrío pero ¿está justificado cree que somos realmente libres? ¿Yo soy yo y mis circunstacias o sólo la consecuencia de mis circunstancias? ¿Juega Dios a los dados? Si no fueramos libres, ¿tendría sentido nuestra vida? ¿podríamos seguir considerándonoes inteligentes?

Voluntad y sensación de libertad.

Llega un momento en la vida en que te das cuenta de que eres capaz de contradecir lo que te ordena mamá. Es un momento muy temprano. Poco a poco, normalmente, terminamos pensando que somos personas libres, con capacidad de elección. La "sensación de libertad" es única y solemos buscarla con determinada frecuencia. Queremos ser libres porque de esa manera nuestras elecciones van conformando un sentido propio a la existencia, nos vamos modificando a nosotros mismos en base a nuestra elección.
Pero, ¿y si sólo es una sensación? ¿Y si, en realidad, no tuviéramos capacidad de elección real?
Creo que hay una cuestión psicológica previa que nos inclina a creer en nuestra propia libertad. Se trata de la experiencia cotidiana de nuestra voluntad. Me recuerdo a mí mismo un día lluvioso esperando a la salida del instituto a que llegaran mis padres interrogándome a cerca del sistema nervioso. Movía mis dedos y trataba de convencerme de que lo hacía "porque yo quiero". "Míra, ves, ahora muevo este dedo porque me da la gana, ahora este otro...". ¿Puedes intentarlo tú? Elige un dedo que quieras mover y muévelo. También se puede mover directamente, " sin pensarlo", sólo enviando la orden a través del sistema nervioso periférico. A esto podemos llamarlo voluntad.
Ahora bien, si me has hecho caso y te has puesto a mover los dedos delante de tu ordenador (¿estará mirando alguién? :D) uno podría fácilmente argumentar: "Estás moviendo los dedos de esa manera simplemente porque has leído la entrada del blog, en caso contrario nunca se te habría ocurrido hacerlo". Probablemente sería cierto y tal vez aquel adolescente movía sus dedos simplemente porque había estado estudiando en clase el sistema nervioso periférico. Entonces... ¿voluntad sí pero libertad no?

El Principio de causalidad.

Antes de continuar quisiera dedicar un momento a uno de los principios tautológicos que asumimos porque no nos queda más remedio. Es el principio de causalidad que argumenta que:
"Toda causa es anterior a su efecto".
Como véis se trata de uno de los pilares del entendimiento humano, muy relacionado con el concepto de tiempo (y la percepción que tenemos del mismo). Nuestro pensamiento racinal nos dice que la explicación a un fenómeno se debe a la relación causa-efecto, siendo las causas las que justifican los efectos. Parece de perogrullo, pero no lo es.
Todas las funciones temporales, entre las que destacan las que corresponden a las leyes físicas, funcionan -en teoría- exactamente igual de bien si se considera el efecto anterior a la causa, es decir, si se invierte la direccionalidad del tiempo. Y ¿quién nos dice que nuestra percepción del tiempo no nos engaña? Hay una novela de ciencia ficción que se basa en esta idea y que propone un mundo donde, por ejemplo, las personas son cada vez más jóvenes y terminan sus días volviendo al seno materno para dividirse en dos... ((perdonamos al autor de la novela, la idea se entiende))

Futuribles.

El siguiente paso, tras asumir el principio de causalidad, es el considerar las posibilidades teóricas de un suceso. ¿Qué efectos posibles tiene cada causa?
Perdonad que el ejemplo sea tan tópico: en una tirada de dados (causa) qué resultados (efecto) son pòsibles.
En una situación real como una partida de parchís los resultados de una tirada podrían ser: 1, 2, 3, 4, 5, 6, tirada inválida (fuera de la mesa, que cae sobre una ficha...) o pérdida del dado. Cada uno de ellos con una o varias consecuencias.
Pero lo que está claso es que el dado está sometido a las leyes de la física que anulan toda una serie de posibilidades que quedan fuera incluso de las teóricas: el dado queda suspendido en el aire, el dado queda en equilibrio apoyado sobre un vértice, el dado queda de cara, el dado se desintegra, etc... Puede incluso que alguna de estas opciones fuera realmente posible, pero si se produjera sería considerado como un acontecimiento milagroso.
A mí me gusta referirme a esta limitación de las posibilidades como el futurible. Los distintos futuros que son realmente posibles, dadas las circunstancias. Por ejemplo, un futurible es que a consecuencia de la pérdida del dado que cae de la mesa mi hermano me acuse de no tomarme en serio el juego y deje de jugar. Lo más probable es que, pase lo que pase en las tiradas de dados, terminemos la partida, uno de nosotros gane y fin. Muchos de los futuribles convergen en causa común para el siguiente suceso. De esta manera se teje un árbol de futuribles donde las ramificaciones son los estados posibles de una cuestión.

La pregunta entonces podría ser: ¿determinan las causas con sus efectos que se produzca inequívocamente uno y sólo uno de los futuribles? Una respuesta afirmativa conduce al camino del determinismo.



Principios que conducen al determinismo.

Si dejamos al margen los prejuicios y tratamos de ser objetivos nos daremos cuenta de la fragilidad del concepto de libertad, pese al sentir propio y la percepción de voluntad.
De hecho, podemos resumir una serie de principios heredados del cientifismo y comúnmente aceptados que a todas luces deberían llevar al determinismo:

· Todo lo que existe es materia y energía que siguen el curso de un devenir temporal.
· La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. De la materia puede decirse lo mismo.
· La materia y la energía está universalmente sometida a las leyes físicas (que dan lugar a las leyes físico-químicas, las leyes biológicas, etc...).
· Las leyes físicas son inmutables.
· Cualquier fenómeno que no pueda ser explicado por dichas leyes -las excepciones- deben tener una explicación racional a la luz de nuevas leyes o nuevos datos de los que aún no disponemos pero que pueden y deben seguir investigándose.

De esta manera, si tomamos cualquier acontecimiento real y tratamos de formalizarlo sistemáticamente en base a estos principios nos encontraremos inevitablemente con la capacidad de predicción, ya que no existen grados de libertad.
Cierto que este tipo de determinismo explica la "aparente libertad", pero afirma que es mera apariencia. Ahí entran las teorías del caos o de la incertidumbre. En un momento dado, la capacidad de predicción de los acontecimientos futuros está limitada, pero simplemente por la falta de información ya que el "azar" está basado en la imposibilidad de precisar con exactitud matemática la situación actual.
Es largo de explicar - yo tuve el privilegio de estudiarlo en profundidad en aquella materia de "Física no lineal". Pero permitidme que ponga un ejemplo típico y utópico: el lanzamiento de dados.
Caso: si yo lanzo un dado, en el momento en que está en el aire ¿está determinado el resultado o depende de un componente de azar?
Análisis: si tratamos de simular un modelo realista del lanzamiento deberíamos saber con exactitud matemática (no hablo de dos decimales) el peso del dado, las componentes precisas de su movimiento, la geometría de la superficie a la que se dirige, la dinámica de fluídos del aire que atraviesa, etc., etc. pero si dispusiéramos de toda esa información sin duda podríamos predecir el resultado.
Conclusión: La tirada de dados, una vez que se produce, debe tener un sólo resultado posible (un futurible) aunque en la práctica no existan aún medios técnicos que nos permitan conocer cuál es.

Uno podría argumentar que, claro, una vez el dado ha sido arrojado no hay sujeto que pueda ejercer su libertad y todo es una cadena de sucesos, pero que previamente la mano que lo lanzó sí que actuó libremente. Pienso que no es difícil de entender que, sin ningún principio ni indicio que sirva de justificación, la mano se movió como resultado de otra serie anterior de sucesos enlazados por el principio de causalidad: sinápsis nerviosa, biomecánica de los huesos y músculos, intercambios de materia y energía en las células que intervienen, etc., etc., etc.
¿Cómo justificar la libertad del ser humano?

Principios cristianos de la libertad.

El cristianismo no sería absolutamente nada sin la idea del libre albedrío, de la libertad para el bien y para el mal.
¿Por qué puedo considerame libre desde la perspectiva crisitana de la existencia? Pues por una serie de principios diferentes:

· Además de la materia y la energía que podemos explicar mediante las leyes físicas ("todo lo visible") existen otras realidades trascendentes ("todo lo invisible") que pueden interaccionar con éstas de algún modo que, evidentemente, también desconocemos.
· La naturaleza humana no es sólo material - física, sino también espiritual. Dios no ha dotado de una parte de su divinidad por la que participamos de la libertad. A esa parte es a la que llamamos "alma" o "espíritu", litarmente, "lo infundido".
· Además, todo ello es como es con total intencionalidad, ya que toda la obra del Dios Creador está dirigida a esta participación del hombre.

¿Por qué nos atrevemos a confesar semejantes "disparates para la ciencia"? Pues por las evidencias no científicas, sino históricas que validan nuestra creencia.

Cada uno es libre de creer en una opción o en la otra, ¿o no?

Flash::Pensamiento cristiano:: 2

El amor es el único lenguaje que todos entendemos.

Coherencia de vida

¿Qué entendemos por mantener una coherencia de vida? ¿Es importante actuar conforme a lo que pensamos o no? Si no lo hacemos... ¿terminamos pensando como vivimos? ¿Cuál queremos que sea nuestra conducta moral? ¿Debe seguir unos principios determinados?


El ser humano, cuando se siente vivo, busca desde lo más profundo de su alma la verdad, el bien y la felicidad. Desde que nacemos nuestra conciencia se forma a partir de dos realidades: una externa, de hechos y en relación con los demás, y otra interna, de pensamientos y sentimientos propios. Son la conciencia, la inteligencia y la voluntad las que nos van programando como persona y nos arman para enfrentarnos a los acontecimientos vitales, desde los más sencillos hasta los más trascendentales.

Pero nuestro programa de vida no está para nada depurado. Muy al contrario, solemos sufrir grandes desajustes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos. Negar que esta es nuestra naturaleza sería estar completamente cegado por la autocomplacencia o el conformismo.

De hecho, uno de los pilares sobre los que se desarrolla el pensamiento cristiano es el de la conversión, es decir, la transformación del propio ser en discípulo de Jesucristo, seguidor de su persona y su mensaje. La condición de pecador no es otra cosa que este desajuste entre lo que el cristiano quisiera ser y lo que es. La conversión supone, por tanto, una reprogramación de las propias conductas para ajustarlas a las creencias que el cristiano profesa. Siempre es necesaria porque "nunca uno está del todo convertido" ya que ser cristiano es imitar a Cristo y, si así fuera, el discípulo llegaría a ser como el Maestro, el hombre viviría como perfecto hijo de Dios. Precisamente los santos son aquellos que con una gran humildad y capacidad para reconocerse pecadores han desarrollado una tremenda sensibilidad y profundidad en su conversión. ¿Se nota que hoy es miércoles de ceniza?

Sin embargo, a pesar del ímpetu que el cristianismo ha puesto en la conversión de las conductas morales, me parece que a comienzos del siglo XXI sigue siendo necesario plantearse y reflexionar seriamente a cerca de multitud de cuestiones contemporáneas que pueden poner en entredicho la coherencia vital del cristiano de a pie. Muchas de esas cuestiones tienen que ver con los descubrimientos científicos o con la moralidad permisiva de nuestros días.

Pero lo verdaderamente terrible es la práctica ausencia de búsqueda de coherencia en algunas de las otras corrientes de pensamiento: relativismo, ateísmo, utilitarismo, emotivismo...
¿Qué pasaría si un materialista, edonista y relativista decidiera llevar hasta sus últimas consecuencias sus creencias?

En mi opinión, la búsqueda de la coherencia debe suponer la confrontación de nuestra opción fundamental con toda la realidad que percibimos (la realidad infológica, toda la información de la que dispongo, tal y como la percibo). Mi inteligencia y razonamiento debería servir para reinterpretar cualquier información en base a mi opción cristiana y corroborar que la integridad de mi postura se mantiene. En caso contrario debería plantearme seriamente mi opción, sus consecuencias o sus limitaciones.

¿Qué ocurre si no depuramos nuestras propias creencias, si se pierde la coherencia?
Pues simplemente dos opciones: la farsa (lo que vivo es una mentira o un autoengaño que parcela la realidad en función de mis intereses) o la hipocresía (lo que vivo no corresponde con lo que creo).
De las dos, la hipocresía es sin duda la más interesante. Distinguiría entre el hipócrita que es consciente de su dicotomía y el hipócrita inconsciente, convencido de que lo está actuando del modo correcto. En cualquier caso hay que considerar que en el origen de toda hipocresía está la falta de valor que se concede a la propia creencia.

Termino considerando precisamente el apego a la fe adoptada. Dice J. Ratzinger que "al cristiano que está convencido de su fe y trata de vivirla con coherencia muy fácilmente se le tacha de fundamentalista". La interpretación correcta creo que sería establecer un grado de apego que va desde la absoluta indiferencia hasta el fundamentalismo, pasando por la tibieza y la coherencia sensata. El fundamentalismo supondría adoptar un único principio fundamental negando cualquier otro factor en nuestra conducta. Desde este punto de vista la búsqueda de la coherencia sería mucho más ecuánime.

24.1.07

Flash::Vivir cristiano::1

Los cristianos llamamos "espiritualidad" a una manera de vivir desde la verdad que Dios nos ha revelado y manifestado en Jesucristo. De ahí que, para nosotros, la espiritualidad abarque toda nuestra persona, todas nuestras actividades y todas nuestras relaciones.

15.1.07

La opción del cristianismo

El Cristianismo ha sido la principal influencia ideológica en el mundo occidental y colonial durante casi dos mil años de historia; nadie lo pone en duda. Sin embargo, durante el siglo XX los profundos cambios socioculturales han sustituido el referente de la cristiandad por nuevas ideas y modelos de pensamiento.

La pregunta que quiero plantear en esta entrada es: ¿Se puede ser cristiano hoy en día sin perder la racionalidad? ¿Es razonable seguir siendo cristiano o es algo que pertenece al pasado? ¿Tiene sentido tener fe, creer en el Dios de Jesucristo?

En definitiva, quiero defender mi opción fundamental porque creo que es IGUAL de válida que cualquier otra (sea religiosa o no). Por ejemplo, que el Racionalismo, según el cuál la realidad será exclusivamente aquello a lo que podamos acceder mediante el intelecto.

La primera cuestión a aclarar es que, bajo mi punto de vista, el hombre está sometido al misterio: hay cuestiones que son cruciales y que nunca podremos conocer de primera mano (la causa primera, el porqué de la propia vida, si el amor es una farsa bioquímica, qué hay después de la muerte, etc).

Y para esos misterios LA FE ES IMPRESCINDIBLE. No se puede vivir sin tener fe, sin creer en algo. La supuesta dicotomía entre fe y razón es falsa: lo racional no tiene porqué estar apartado de la fe y viceversa. Simplemente se complementan porque la fe llega donde no puede alcanzar la razón. El hombre no sólo dispone de inteligencia sino también de voluntad y de sentimientos.

Por ejemplo, siguiendo con el tema de la Creación, uno puede optar por la opción "todo se reduce a materia y energía", pero eso no es más que un acto de fe. Sin duda cuando uno dice "la materia y la energía han sido creadas por Dios" está mezclando lo evidente (la materia y la energía sabemos que existen por multitud de evidencias) con lo que no lo es (Dios). Pero no por ello el "todo se reduce..." deja de ser una creencia. Por otra parte, el afirmar "no podemos saber si hay algo más que materia y energía" (Agnosticismo), aunque pretenda alejarse de la decisión de optar no deja de ser una opción en sí misma: ¿por qué crees que no podemos saberlo?

Siempre existen dos razones para hacer las cosas: una buena razón y la verdadera razón.

Lo que suele dejarse al margen resulta que es lo más importante: los MOTIVOS. Si yo soy creyente es porque tengo motivos para serlo (evidentemente). Si hemos decidido en qué creer ha sido porque hemos conocido distintas opciones fundamentales y, bien de manera consciente y razanoda, bien de manera impulsiva o imitativa, hemos optado en función de una serie de motivos que implican nuestra libertad, nuestra voluntad, nuestras experiencias. Creo que una vez dada la opción, con frecuencia en la adolescencia o la juventud, es difícil cambiarla porque, como sabemos, el hombre dispone de potentes mecanismos de autojustificación (o, si se quiere, la fe tiene mecanismos para su refuerzo y autoconsolidación).

¿Cuáles son los motivos que pueden hacer a un hombre optar por el cristianismo?
Pues podría decir que son muchos (la transmisión de la fe en su familia, la convicción de la superioridad de los valores cristianos, las experiencias de oración o reflexión,...) pero trataré de ser sincero.
Mi primer motivo es, sin duda, la imitación de modelos: el cristianismo es la opción fundamental que mejor he conocido desde la infancia; mi vida ha transcurrido en una familia cristiana; las dos únicas alternativas que conocí fueron el ateísmo y el relativismo-agnosticismo reinantes y siempre me enseñaron a nadar contracorriente.
Pero pensar que ese motivo es "el más importante" es demasiado simple. Probablemente es un motivo imprescindible (porque si no lo hubiese conocido de primera mano muy probablemente me hubiera sido presentado de manera muy diferente), pero no suficiente. De hecho, el conocimiento del modelo simplemente implica que, una de dos, o se imita o se rechaza. Y hoy en día parece que hay muchísimos motivos para el rechazo.
No. Mis motivos esenciales son otros, y me quedo con dos.
El fundamental, sin duda, tiene que ver con los sentimientos. Soy un ser racional e inteligente (modestia aparte, no voy a desempolvar ahora los premios) por lo que reconozco que más del 50% de mi persona, de mi ser, de mis decisiones, dependen de los afectos.
Y en determinados momentos vitales, tan real como subjetivamente, mi percepción interior me ha hecho sentir como posible primero y como cierta después la realidad de la presencia de Dios en mi vida. A esto - someramente - es a lo que llamamos los cristianos "tener un encuentro personal con Dios". Sé que es difícil de asumir, pero la única comparación que tengo es la del enamoramiento. ¿¿Cómo explicar a alguien que nunca a estado enamorado/a lo que es el amor?? ¿Cómo justificar o creer que el amor es algo real, que de verdad existe como algo más allá que un conjunto de reacciones químicas?
Evidentemente, eso no es ninguna prueba. La voluntad en los seres humanos no está determinada por pruebas objetivas.
Sin duda, podría estar majareta. Cuando digo que este es mi motivo fundamental estoy obviando la coherencia intrínseca y la solidez de la fe cristiana tal y como nos ha sido transmitida. [...]

Pero todavía falta otro motivo al que personalmente siempre he otorgado una gran credibilidad. Al tratar de dar una explicación racional a la figura de Jesucristo (hombe histórico sin lugar a dudas) y a las consecuencias históricas de su existencia todos los planteamientos me fallan.
Recuerdo que en una ocasión leí un artículo de opinión en un periódico - a raíz de uno de estos descubrimientos arqueológicos de "la tumba de un hermano de Jesús"- que venía a decir que ¿por qué tanto barullo por un judío normal y corriente? Según el articulista, María y José eran tan normalitos que lo más probable es que en el viaje mencionado por los evangelios como la visita a Santa Isabel la virgen hubiese sido violada y que, el buen judío, habría aceptado el vástago por no repudiarla (según la ley judía debía ser apedreada). Incluso llegaba a sugerir que era posible que el Cristo tuviese un hermano gemelo, que se habría encargado de robar "su propio cuerpo" y se habría presentado como mesías resucitado. [¿Habéis visto "El truco final"?]
Hoy sé que es un absurdo tratar de restar veracidad a un texto antiguo tomando como única fuente ese mismo texto, cuando mucho más fácil es simplemente negar su autenticidad; pero entonces no lo sabía. Reconozco que como adolescente me afectó. ¿Y si fuera verdad?
Fue entonces cuando comprendí cuál es el verdadero misterio:
Si Jesucristo fue un fiasco, un loco o un simple mortal iluminado... ¿Cómo es posible que doce hombres de baja clase social, sin conocimientos y sin recursos, seguidores de un profeta ajusticiado transformasen por completo el mundo conocido?
Tal vez alguien sea capaz de explicarlo desde el punto de vista racional. Yo no.